RESEÑA
BIOGRÁFICA DE
SOR
MARÍA
ÁNGELA
DE SAN FRANCISCO MARTÍN SEGUNDO
Nació en Villanueva del Duque, Salamanca, el 28 de
agosto de 1921
El día 21 de marzo de 1945 ingresó en el Convento de
Nuestra Señora de Gracia, en Jerez de los Caballeros. El día 1 de marzo de 1946
inicia su noviciado recibiendo el nombre de Sor María Ángela de San Francisco.
El día 8 de septiembre de 1947 emitió sus votos Temporales y el 4 de octubre de
1950, los Solemnes.
Nuestra hermana san Francisco permaneció en la vida
religiosa contemplativa 73 años. De ellos 62 vivió en su convento de origen y
11 en el Convento de Santa Ana, de Badajoz, donde se trasladó el 24 de Julio
del 2007 junto con su comunidad. Esta fusión de ambas comunidades y el traslado
a este Monasterio supuso para Sor San Francisco una gran prueba al tener que
abandonar el Convento donde había permanecido por tantos años entregada a Dios
y a las hermanas. La gracia de Dios y su deseo de cumplir en todo su voluntad,
no solo le facilitaron la aceptación de este paso, sino que, además hicieron
posible su fácil adaptación y el llegar a sentirse desde un principio
perteneciente a la comunidad.
Durante su vida religiosa, sirvió a la fraternidad como
discreta, ecónoma, enfermera y responsable del horno en el obrador.
Fue siempre una hermana muy entregada, ayudando en
todo lo que podía y hasta sus 88 años estuvo, como dijimos, al frente del horno
en el obrador, hasta que por una fractura de cadera se vio obligada a retirarse
del trabajo y a permanecer en la enfermería del convento. En este lugar, fue
purificándose por medio del dolor y de la configuración progresiva con Cristo paciente.
Aquí, además, sabía agradecer a Dios las atenciones de las hermanas enfermeras,
pues se sentía muy querida y cuidada por ellas.
Como testimonio de su vida queremos dejar constancia
de un hecho singular acaecido una semana antes de su muerte. Sor Mª Ángela de
San Francisco, encontrándose ya gravemente enferma y sintiendo la proximidad de
su muerte, pidió a la madre abadesa que reuniera a la comunidad, pues deseaba
pedirnos perdón por todo aquello en lo que ella hubiera podido habernos hecho
sufrir. Decía que en los últimos momentos de su vida posiblemente no iba a
estar consciente y no quería irse a la casa del Padre sin pedir perdón y dar
las gracias por todos los cuidados y atenciones de las hermanas. Cumpliendo su
deseo, nos reunimos entorno a ella y recibimos este hermoso testimonio de fraternidad
que recordaremos como ejemplo vivo de vivir y morir franciscano.
A las doce y cuarto de la madrugada del jueves 1 de
marzo salió a recibir el abrazo de Aquel a quien sirvió y amó con todo su
corazón.
Hermana Sor San Francisco, de Dios te recibimos como
don fraterno, a Él te entregamos agradecidas por todo lo que tu vida nos dio.
Ve segura con Clara y Francisco y que María, Palacio de Dios y Vestidura de
Dios te lleve junto a su Hijo y te ayude a revestirte de su inmortalidad
En alabanza de nuestro Señor Jesucristo. Amén.
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